Efectivamente como decía nuestra amiga “mercado” esto de la espirulina está muy bien.
Gracias a ella resulta que descubrí que mi madre la lleva tomando años (sobre todo por el hierro) con resultados muy positivos.
Aquí tenéis la información.
La espirulina es un alga unicelular con más de 3500 años de antigüedad. Su tamaño es microscópico y su crecimiento sólo se produce en condiciones alcalinas (aguas saladas) en las que el resto de organismos no prosperan, así en su producción no interviene más que un proceso de secado (no procesos químicos).
Contenido medio en proteínas superior en un 65% al de cualquier otro alimento natural, además son de fácil digestión y asimilación por el organismo humano.
Vitaminas: la espirulina es el alimento más rico en betacaroteno o provitamina A (10 veces superior al contenido en la zanahoria).
Es también la fuente más importante de vitamina B12 y aporta cantidades considerables de B1 (25% de la dieta diaria recomendada) y B2 (30%).
Es el alimento más rico en hierro que se conoce (20 veces más las fuentes habituales), ideal para curar la anemia ferropénica. Además, este hierro se absorbe hasta dos veces mejor que el que se encuentra en los vegetales y en la mayor parte de las carnes. Importantes concentraciones de calcio y magnesio.
Mínimo contenido en sodio, para cuidar nuestra tensión.
El contenido en grasas es muy bajo, principalmente el ácido graso esencial GLA, gamma linoléico (omega 6).
Incrementa la población de lactobacilus, las famosas bacterias (G+) que mejora la digestión, la absorción de nutrientes, protege de infecciones y estimula el sistema inmune.
Facilita la eliminación de toxinas, reduce el riesgo de desarrollar cáncer y facilita la recuperación tras periodos de malnutrición