Hace algunos días una amiga, me pidio que escribiera algo sobre el pan.
Si bien hay dos enfoques bien distintos, salud y peso, al final ambos se dan la mano, por eso trataré de hablar de ambos a la vez.
Estamos en un momento casi de beatificación del pan, en los programas de tv se nos presenta como el icono de la alimentación natural y de nuestra tradición, y todo es verdad... o casi verdad.
No puedo, ni quiero valorar un alimento que probablemente se descubrió en la prehistoria, que los egipcios lo utilizaban como moneda de cambio o que durante el imperio romano contó con hornos públicos¡.
De lo que si me quejo es de lo poco que se parece el pan de nuestros abuelos al de hoy en día.
Nunca el pan duró tan poco (gracias a su composición plagada de estabilizantes y conservantes), se precocinan y precongelan para posteriormente poderse hornear y comer, vamos que la tahona y el horno han pasado a mejor vida.
Tampoco se parecen nada las harinas ultra refinadas al proceso de molturación de hace unos años.
Como dice el Dr. Servan podemos tomar 3 principios de la desintoxicación (se trata de limitar nuestra exposición a factores ya identificados como tóxicos o bien como altamente sospechosos, es otra manera de protegernos contra el cáncer):
1. Consumo excesivo de azúcar y de harinas refinadas, que estimulan la inflamación y el crecimiento celular a través de la insulina y del IGF (factor de crecimiento similar a la insulina).
2. Consumo excesivo de ácidos grasos omega 6.
3. Exposición a las sustancias contaminantes presentes en el medio ambiente desde 1940 y que se acumulan en las grasas animales.
Los dos primeros factores son en gran medida los culpables de la inflamación que facilitan el desarrollo del cáncer.
Consecuentemente lo mejor que podemos hacer respecto al pan (y a la pasta y arroz) es tomarlos integrales.
Desde el punto de vista de la alimentación los hidratos de carbono son básicos y tenemos varias formas de hacernos con ellos, el pan evidentemente es una de ellas.
Respecto al sobrepeso y a la dieta os diré que nuestro metabolismo se comporta de manera diferente de unos a otros, hay gente que metaboliza más fácil y rápidamente los hidratos de carbono, y hay gente que este proceso no le es tan favorable y los hidratos de carbono parece que les "engordan" más. Creo que con el paso de los años todos vamos sabiendo si nos engorda más la proteina o el hidrato.
Conclusiones:
Sustituye tu pan por pan integral. Si tienes espacio y ganas comprate una panificadora (escribiré en breve), haz tu pan con los ingredientes que tu quieras.
Disminuir la cantidad de pan que tomamos, máxime si somos de aquel tipo de personas que la pasta/pan nos engorda más que al resto.
No combines pan (Hidrato de carbono) con proteinas (carne) y si vas a tomar ensalada recuerda tomarla antes (las verduras tardan mucho menos en digerirse y si tienen que esperar a que la proteina o el hidrato se digieran...fermentan¡)
Sé que me quedo corto, muy corto, pero con esto tenemos unas reglas básicas que puedan darnos pie a nuevas entradas y comentarios.
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